miércoles, 24 de febrero de 2010

¡KAIZEN!

Mi formación fue técnica, desde chico, mi viejo me enseñó a soldar, a leer los valores en los colores de las resistencias, las insólitas medidas de los condensadores, la magia de la radiotecnia, la electricidad y la física. Luego, mis estudios formales me llevaron por esos caminos y afirmé mi fanatismo por la tecnología. Mi paradigma decía que: la tecnología era la receta para mejorar el desempeño de las organizaciones. Redes de computadoras, software, correo electrónico, las aplicaciones empresariales, ERP, MRP CRM, etc. Diecisiete años trabajé en informática y lamentablemente en muy raras ocasiones conseguí que la promesa de la tecnología se reflejara en la línea de fondo de mis clientes. ¡Qué frustración!, ¿por qué? Si lo que les proveo, es lo mismo que usan los grandes.

Por casualidad del destino cayeron en mis manos los libros de Elyahu M. Goldratt, primero "La Meta" luego "No Fue La Suerte" , "Cadena Crítica" etc. en poco tiempo me había leído todos los que estaban publicados antes del 2000, Las soluciones que planteaba para producción, distribución y proyectos eran sumamente inquietantes. Desafiaban las prácticas tradicionales y sobre todo desafiaban mi paradigma sobre la tecnología. En producción decía que si la empresa tiene una estructura de materiales de unos cuatro niveles y una decena de pasos en la ruta de producción, con una hoja electrónica sería suficiente para incrementar la productividad de la planta y al mismo tiempo reducir significativamente el ciclo y el tiempo de producción. En distribución que con una fracción del inventario se podía incrementar un cuarenta por ciento las ventas, y que en proyectos, no era necesario terminar todas las tareas a tiempo, para que el proyecto termine a tiempo. Diez años después, he comprobado que todas esas aseveraciones son verdad, en una variedad de industrias y comercios. Inquieto con otras técnicas famosas durante el último tiempo, he investigado bastante sobre Lean (la evolución del justo a tiempo). En esta se habla del KAIZEN, Mejora Continua en castellano, un estado filosófico de las organizaciones que pretenden mejorar continuamente sus procesos sin la intervención de tecnología, a no ser que sea el último recurso, previamente hay que recurrir a la creatividad, instrucción al personal, a métodos manuales y visuales que no tienen mayor costo, quizás no más que el de la inversión intelectual. Sin embargo los resultados son visibles, significativos: reducción del desperdicio, aceleración del flujo, disminución de inventarios, del gasto, mejor servicio a los clientes, etc. Y todo sin la intervención de la tecnología. ¿En dónde calza? -Nada más oportuno que las palabras del Dr. Goldratt: "La tecnología es necesaria pero no suficiente, rendirá resultados si y solo si, ayuda a superar una limitación". Muchas empresas hacen inversiones considerables en tecnología y muy pocas en KAIZEN. El resultado; mejoras marginales, a veces ninguna, casi nunca mejoras significativas.

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